Dos jóvenes fueron agredidos el pasado sábado 13 de julio de 2019 en la Cinta Costera.
Todo ocurrió pasada las 4:00 p.m., cerca de Multicentro. Uno de los afectados relató a día a día que fueron abordados por una unidad del Sistema de Protección Institucional (SPI) que llegó alterado y les solicitó la cédula.
Por el ruido de la moto no escucharon la primera solicitud. "Nunca eschamos cuando nos pidieron cédula. Fue allí donde se formó la demencia", explica el joven.
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"El SPI agarró el frencito mío y le dice ponte ahí que voy a revisarte. Encima de eso, le dice que le va a revisar la cartera y la cartera de un hombre se respeta. Como vieron que estaban molestos, entonces nos amenazaron con botarnos el dinero. Era plata de nosotros. Nos faltaron el respeto. Eso no era de ahí. Ellos estaban fallando", detallaron a este medio.
Ambos jóvenes caminaron unos metros más y pensaban que ese mal rato ya había pasado, pero había más. Otra vez apareció otro SPI en una bicicleta.
"Nuevamente nos pidieron cédula. Nos decían vente pa' acá y nos patiaron bajo la lluvia. Yo me ponché. Y lo invité a pelear. Entonces, me echaron gas pimienta en un ojo. Como le seguía diciendo cosas, me echaron más gas pimienta en el otro ojo", agregó el otro de los joven agredido.
Frente a esta panarama llamaron un patrulla, ambos jóvenes pensaban que los iban a llevar a la subestación policial de San Miguel, corregimiento de Calidonia, pero no fue así.
La cosa se puso color de hormiga
Detallaron que los llevaron a unas oficinas del SPI allí en la Cinta Costera. Al cerrar la puerta la situación se puso más tensa.
"Cerraron la puerta y manito. Cree que lo que fue bajando fue bomba y plena. Golpes, garnatones, patadas, puñetes y palazos. Aquí tienen la foto de cómo dejaron mi nalga de los palazos. Hasta sacaron el arma, la cargaron y todo", acotaron.
El otro añadió "Cuando terminaron allí me pusieron la ley del Perú. Papa, suéter en la cara y me echaron agua en la cara manito pa' ahogarme".
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Al otro compañero también le dieron su despedida. "Al frencito le metieron como tres puñetazos antes de irse. Mire, hasta lo que estaban haciendo lo dieron a conocer a otra gente. Recibieron videollamadas y mostraron lo que nos estaban haciendo y se reían".
"Cada cabeza es un mundo, sabes como", ellos fallaron concluyó uno de los entrevistados por día a día.
Mientras el otro reveló que como vieron que se habían pasado, quedaron pensativos. "Ustedes pueden ser nuestros hijos, al final se estaban arrepintiendo de lo que nos habían hecho", indicó el afectado.